
El Origen de las Cobranzas pOr enrique rOsas gOnzalez
A pesar de las más recientes contribuciones provenientes de la arqueología, la etnología y la historia, las ciencias sociales no han logrado desarrollar, hasta la fecha, un esquema global sobre las etapas de la evolución sociocultural del individuo, lo cual ha generado distorsiones importantes en esta área de estudio.
Para Darcy Ribeiro, autor de “El Proceso Civilizatorio: Etapas de la Evolución Sociocultural“, las distorsiones que se presentan dentro de las ciencias sociales pueden originarse: 1) por el predominio de estudios funcionalistas, que obliga a los antropólogos a formular explicaciones teóricas sobre cada uno de los contenidos presentes en la cultura, 2) por la reducción de los estudios antropológicos referentes a la dinámica cultural, 3) por la falta de discusión y profundización de las teorías de la evolución cultural y por último, 4) por la tendencia a aplicar teorías de poco alcance para la resolución de determinados problemas.
No obstante, la gran dificultad que presenta la formulación de un esquema global sobre las etapas de la evolución sociocultural del individuo yace en el uso variado de enfoques y modelos conceptuales. Por eso, se hace necesario entender a la evolución sociocultural como un movimiento histórico de cambios en los modos de ser y de vivir de los grupos humanos, producto de las sucesivas revoluciones tecnológicas y es justamente en esos cambios donde nacen los procesos socioculturales.
Lo que hoy definimos como cobranza es reflejo de un proceso sociocultural. La cobranza como fenómeno social, cultural y económico ha existido desde los inicios de la humanidad. La conjugación de este proceso puede ser abordado desde ópticas distintas. Los sistemas de formación sociocultural buscan explicar la generación de fenómenos a partir de la adaptación del individuo con la naturaleza, de la adaptación con ciertos atributos de su organización social y desde la percepción de su entorno. Estos sistemas son: 1) el asociativo, 2) el ideológico y 3) el adaptativo.
El sistema asociativo comprende la reglamentación de las relaciones interpersonales y de los esfuerzos por garantizar la subsistencia y la reproducción biológica del grupo. El sistema ideológico comprende además de las técnicas productivas y de las normas sociales, toda forma de comunicación simbólica, de formulaciones explícitas de conocimientos y de formulaciones ideológicas desarrolladas por un pueblo para explicar y justificar su modo de vida y de conducta.
Sin embargo, el sistema de mayor utilidad en el estudio y compresión del proceso sociocultural de la cobranza es el adaptativo. El sistema adaptativo comprende un conjunto integrado de modos culturales de acción sobre la naturaleza, necesarios para la producción y la reproducción de las condiciones materiales de existencia de una sociedad.
El primer proceso civilizatorio corresponde a la revolución agrícola. Este proceso comenzó hace aproximadamente diez mil años antes de Cristo entre los pueblos de Mesopotamia y Egipto y se repitió más tarde en la India (6.000 A.C.), en China (5.000 A.C.), en Europa (4.500 A.C.), en el África Tropical (3.000 A.C.) y en América (2.500 A.C.). Esta revolución tecnológica se desdobló en dos procesos civilizatorios con los cuales surgieron la agricultura y el pastoreo.
El primer proceso se cristalizó en las aldeas agrícolas indiferenciadas (no estratificadas en clases) de los pueblos que cultivaron tubérculos y/o cereales, como las tribus de la floresta tropical, en América, e innumerables pueblos tribales de otros continentes. Más tarde, algunos combinaron la agricultura con la crianza de animales, pero aún no los utilizaban para la tracción. El segundo proceso conformó las hordas pastoriles nómadas de los pueblos que posteriormente se especializaron en la crianza de animales, ajustando todo su modelo de ser a las condiciones de supervivencia y de multiplicación de los rebaños.
Tal como en las economías precedentes de caza y recolección, estas nuevas economías agrícolas y pastoriles incipientes produjeron condiciones de diferenciación de categorías socioeconómicas capaces de estratificar las comunidades. Sin embargo, el surgimiento de algunas formas elementales de intercambio de bienes y servicios durante esta etapa evidenció la necesidad de cubrir carencias. La aparición de este evento rudimentario de intercambio dio origen a lo que hoy conocemos como trueque. El trueque como acto comercial generó a su vez en el individuo la necesidad de esperar y exigir la entrega de lo intercambiado. Es precisamente en esa espera donde se presume nace el proceso sociocultural de la cobranza.
Hoy en día, son las transacciones comerciales y financieras las que determinan el comportamiento de los mercados mundiales, la fluidez de nuestras economías y el bienestar de nuestros pueblos.
La cobranza debe ser asumida no sólo como un proceso administrativo, sino también, como un proceso sociocultural. Aceptar sus cambios y redefinirla puede resultar una tarea tan difícil y compleja como ejercerla. No obstante, la necesidad de alcanzar un concepto renovado y válido nos invita a abordar este fenómeno desde la óptica de la negociación y de la interdependencia en los procesos de toma de decisiones.
Fuente: Rosas González, Enrique. La Negociación en los Procesos de Cobranzas. Editorial CEC. Los Libros de “El Nacional” Caracas, 2007.