
Los sinónimos de moroso en España y en los países latinoamericanos
Pere Brachfield, CEO Brachfield Credit & Risk Consultants
A mi entender el término “morosos” se debería utilizar para designar a los clientes que se retrasan en el cumplimiento de una obligación de pago y demuestran poca diligencia para realizar el desembolso; pero que finalmente pagan la deuda en su totalidad. Por lo tanto, morosos son aquellos deudores remolones que acaban pagando, o sea no incurren en un incumplimiento definitivo de la obligación sino en un cumplimiento tardío de la misma.
La lengua castellana es muy rica en términos para designar a los malos pagadores. En los siglos XVII y XVIII ya existía esta figura y recibía la designación de “tramposo”. En el diccionario de uso del español de María Moliner sale una acepción de esta voz con la definición de: “se dice de la persona que contrae o tiene deudas que no piensa o no puede pagar”. El DRAE más sucintamente afirma una acepción de “tramposo” como: “mal pagador”. El diccionario del español actual también ratifica este sentido de “tramposo” como: “persona que tienes trampas o es mala pagadora”. Por consecuencia uno de los sentidos de la palabra “trampa”, según este mismo diccionario, es: “deuda monetaria”. El diccionario de María Moliner asegura que “trampa” es: “deuda cuyo pago se demora”, definición que comparte con el DRAE. Un sintagma “trampa adelante” viene definido por el María Moliner como. “frase con que se expresa la actitud o situación de los que van saliendo de sus apuros contrayendo nuevos compromisos o deudas”. El diccionario del español actual nos pone como ejemplo: “tiene una cadena de supermercados, pero deja trampas por donde quiere que pasa; parece que lo hace para que le recuerden, porque paga siempre, aunque tarde en hacerlo”. En mi juventud se solía decir: “este hombre tiene más trampas que el Virginiano”.
A mí personalmente me encanta la expresión “pufista” que aunque está en franco desuso tiene una solidez de acero. Una variante que viene también del vocablo pufo es “pufero”, poco usada en el léxico actual. Como tercer término para designar a un mal pagador crónico está la palabra “pufante”, aunque en franco desuso de hoy en día. Un vocablo poco conocido en España es “maula”. En otras latitudes existen términos como: “malapagas”, “mala paga”, “malpagón”, “impagador”,” endrogado”, “trampista”, “tracalero” y “tramposo”.
En Venezuela (mi amada tierra natal) se emplea bastante la expresión “maula”. En algunos países centroamericanos es común el uso de los términos “droguero” (en femenino es droguera) y “mala paga”.
En México a los morosos incorregibles que no tienen la menor intención de pagar se les llama “tramposos” para distinguirlos de los simples morosos. Asimismo, se utiliza la expresión “endrogado” para referirse a una persona que tiene muchas deudas pero que no necesariamente a dejado de pagar. La expresión “está endrogado” también se utiliza habitualmente en México para decir que alguien ha contraído tantas deudas y que tiene dificultades para reembolsarlas. También se utiliza el término de endrogados para referirse a los muy endeudados, e incluso el dialecto regional permite utilizar el sinónimo de drogas para referirse a deudas. En tierras mexicanas se utilizan los sintagmas “cliente vencido” o “cuenta vencida como sinónimos de deudor moroso. Otra expresión autóctona es “trácala” para referirse a un a una persona que pide crédito sabiendo que no lo pagará nunca.
En Argentina se suele decir también que alguien es “bicicletero”, pues hace la bicicleta a la hora de pagar. Otra expresión utilizada en Buenos Aires pero en dialecto lunfardo (la jerga de Buenos Aires) es “chantapufi” o “chanta” (originalmente “ciantapuffi”) que proviene del genovés y que significa, literalmente plantaclavos, usándose el término clavo en el sentido de deuda. El vocablo se utiliza en el dialecto genovés para denominar a los malos pagadores y fue exportado a Argentina. Esta voz se usa para designar al estafador de poca monta, al tramposo o al moroso que no cumple con sus compromisos de pago. Además, se emplea para designar al sinvergüenza que contrae deudas sin intención de saldarlas. Aunque suene soez, “cagador” es un argentinismo para denominar a una persona que se aprovecha de los demás; la palabra proviene de cagar que además de lo que ya sabemos, significa estafar, engañar y perjudicar. Una versión más suave de esta expresión dado que el vocablo es muy escatológico, es la expresión “garca” que tiene el mismo significado. El “garca” es un estafador, un moroso profesional en “lunfardo”.
Al propio tiempo en algunos países latinoamericanos como Chile, Ecuador y Paraguay se utiliza el vocablo “impago” o “impaga” como adjetivo. Por tanto, en esas latitudes se puede decir “deuda impaga” para referirse a una deuda que no se ha liquidado en el plazo convenido, es decir equivale a deuda impagada.
Cómo se dice moroso en otros idiomas
En otros idiomas no existe la riqueza léxica del español para denominar a los morosos. Otro punto es que en los países anglosajones la morosidad está muy mal considerada por la sociedad y a los morosos se les contempla como sujetos marginales. En apoyo a esta afirmación en inglés a los morosos se les llama “delinquents”. La terminología inglesa utiliza la expresión a “delinquent account” para referirse a saldos de morosos. Los “delinquent clients” son los clientes morosos, aunque hay una versión suave para referirse a los que se retrasan en el pago que es “slow payer”. Asimismo, se utiliza el término “delinquency” para decir morosidad. Otro término para nominar a los que incumplen todas las promesas de pago es “defaulter”. En francés se utiliza la expresión “mauvais payeur”.
En euskera el término equivalente a moroso es “berankorra” y para decir morosidad emplean la sonora voz de “berankortasun”. En la lengua portuguesa al “debedor” que se retrasa se le aplica el término técnico de “inadimplente” y al moroso profesional se le denomina “caloteiro”. También en algunas regiones de Brasil los morosos impenitentes son conocidos como “nó cegos”.