LA PIEDRA BRUTA Y EL CONOCIMIENTO DE “SI MISMO” POR ENRIQUE ROSAS NASH
Dentro de la muy variada simbología masónica tenemos la de la “piedra bruta”, que no siempre es entendida en la plenitud de su significado y propósito.
La piedra es un mineral no metálico, de diferentes formas, pesos y tamaños, tosca, ruda, basta, con rugosidades y adherencias, que representan dentro de esta simbología a los prejuicios, defectos, egoísmos, intolerancias, complejos, ignorancias, presentes en la condición humana del iniciado. Esta piedra se ubica físicamente en la base de la columna “B”, pero simbólicamente se encuentra en el interior de la persona del iniciado, ya que cómo se dijo anteriormente, representan las deformidades, carencias, y alteraciones, existentes en la personalidad, conducta y manera de pensar del aprendiz masón; que a través del tiempo deberá dominar, corregir y eliminar esas anomalías para poder crecer espiritualmente.
Este trabajo no es de días, requiere de un tiempo mucho mayor; se conoce como el tallado o el cubicar de la piedra, mediante la cuál se identificarán, purificarán y disolverán los ya mencionados defectos y distorsiones en la personalidad del hombre.
Todo este proceso se realiza a través de la auto observación
Sin la auto observación es imposible algún cambio de si mismo. Mediante el mismo logrará detectar fallas y defectos que probablemente no sospechaba poseer y cuyo sometimiento le permitirán cambiar modos de conducta y hábitos negativos con el fin de conocer mejor sus fortalezas y debilidades.
Con ese propósito, cada anochecer, haga un recuento de las actividades realizadas durante el día, anotando su conducta y reacciones frente a las mismas (alegría o disgusto, interés o fastidio, agrado o desagrado, ternura, indiferencia o indolencia) llevando semanalmente una estadística y relación de las mismas, debiendo trabajar las imperfecciones que afloren hasta dominarlas totalmente.
Al obrar lo suficiente en “si mismo”, se dará cuenta que en lugar del hombre que creía ser, había otro muy distinto, pero igualmente que la persona que es hoy, mañana será otra muy superior.
No desestime estos ejercicios, los mismos, aunque aparentemente sean monótonos, son precisos y preciosos, pues en poco tiempo proyectarán grandes luces en su mundo interior.
Este es el surgimiento del “YO SOY” que genera un dominio total del “SER”.
Espero que en poco tiempo pueda decir al igual que los esenios “Tal vez no sea el hombre que debería ser, pero gracias a Dios, no soy el hombre que era ayer”.
ENRIQUE ROSAS NASH
DIRECTOR / COFUNDADOR
ROSAS & NASH
PAST GRAN MAESTRO